La lideresa tolimense Alba Lucía García anunció que no será candidata a la Cámara de Representantes en 2026, pese a haberse inscrito en un partido y haber cumplido con todos los requisitos. Denunció la falta de voluntad política, la ausencia de acuerdos y la resistencia a abrir espacios para nuevos liderazgos, factores que, según afirmó, hicieron imposible su participación en igualdad de condiciones.
El escenario político del Tolima recibió un fuerte sacudón luego de que Alba Lucía García, reconocida lideresa y figura emergente en el departamento, anunciara oficialmente que no participará en las elecciones al Congreso del 2026. La decisión, compartida a través de un comunicado público, estuvo marcada por un sentimiento de tristeza, pero también por la serenidad de actuar con coherencia frente a un proceso que, según ella, terminó siendo inviable. Pese a su deseo de representar al departamento en la Cámara de Representantes, señaló que las condiciones internas del partido en el que se inscribió no le permitieron avanzar. La noticia generó reacciones inmediatas en distintos sectores sociales y políticos, donde su nombre figuraba como una de las apuestas renovadoras del próximo ciclo electoral.
García explicó que, a pesar de haberse inscrito dentro de los plazos, entregar los documentos solicitados y cumplir cada requisito establecido, el procedimiento interno no prosperó. En su comunicado destacó que no se trabajó en la conformación de una lista sólida, no se promovieron acuerdos estratégicos y, sobre todo, no se evidenció voluntad para abrir espacio a nuevos liderazgos. Esta falta de dirección, según indicó, terminó cerrando una posibilidad construida con años de trabajo territorial. La lideresa subrayó que su aspiración no surgió de improvisaciones, sino de una convicción basada en su experiencia, en el acompañamiento ciudadano y en el profundo respeto por la democracia representativa. Sin embargo, el proceso no llegó a ningún punto de avance.
En su mensaje también expresó un profundo agradecimiento a su familia, amigos y equipo de trabajo, quienes la impulsaron a poner su conocimiento al servicio del Tolima. Recordó que durante los últimos meses recorrió veredas, barrios, plazas y establecimientos comerciales, escuchando de primera mano las necesidades y frustraciones de los ciudadanos. De esos encuentros, afirmó, surgió la certeza de que el departamento demanda nuevas formas de hacer política, alejadas de los personalismos y del control de los mismos apellidos que se han turnado el poder durante décadas. Este respaldo social fortaleció su convicción, pero no fue suficiente para superar los obstáculos internos del proceso electoral.
Uno de los puntos más contundentes de su anuncio estuvo dirigido a los tolimenses que, según ella, fueron honestos y valientes al expresar su cansancio frente a los “ismos” y a quienes se disfrazan de renovación. García aseguró que durante su recorrido encontró indignación frente a prácticas políticas desgastadas y estructuras tradicionales que buscan perpetuarse. Con voz crítica afirmó que aún persisten sectores que prefieren acuerdos en lo oscuro, cálculos de vieja data y arreglos que responden más a intereses individuales que a las necesidades ciudadanas. La lideresa sostuvo que someterse a esas dinámicas habría sido traicionar su vocación de servicio.
En otro fragmento del comunicado, García reflexionó sobre la necesidad de permitir el relevo generacional y la apertura democrática. Según dijo, mientras los partidos no estén dispuestos a construir equipos sólidos y facilitar la llegada de nuevas voces, la política seguirá atrapada por quienes han impedido la renovación real. Para ella, liderar no significa aferrarse al poder, sino saber cederlo en favor de la transformación colectiva. Esta afirmación reveló lo que considera una de las principales fallas del panorama político actual: la resistencia a cambiar y a permitir que nuevos liderazgos compartan las decisiones públicas. Su paso al costado, afirmó, es un acto de dignidad y coherencia.
También manifestó que retirarse de la contienda no es un acto de debilidad, sino un gesto de respeto hacia los ciudadanos y hacia sí misma. Explicó que no está dispuesta a participar en prácticas que considera contrarias a la transparencia, ni a ser parte de estructuras que bloquean la participación en igualdad de condiciones. Para García, la democracia exige un ejercicio honesto, y cuando ese principio se vulnera, lo correcto es hacerse a un lado antes que renunciar a los valores esenciales. Reiteró que su decisión no se basa en falta de voluntad ni de carácter, sino en un compromiso profundo con los principios que han guiado su vida pública.
A pesar de no aspirar a una curul en 2026, la lideresa aseguró que su vocación de servicio continúa intacta. Expresó que no necesita un cargo para seguir trabajando por el Tolima y que lo hará desde el territorio, promoviendo debates, construyendo ideas y defendiendo la visión de un departamento más incluyente y moderno. Insistió en que el Tolima merece más que las viejas prácticas y que su propósito es seguir contribuyendo a que la región avance con liderazgos valientes y conectados con los retos contemporáneos. Su compromiso, destacó, se mantendrá firme más allá del ciclo electoral.
La declaración final del comunicado reafirmó que, aunque las elecciones del 2026 no serán su momento, el Tolima seguirá siendo su causa principal. García concluyó que la lucha por la apertura democrática y el fortalecimiento del liderazgo regional continúa. Su salida de la contienda deja un mensaje contundente sobre las barreras que enfrentan los liderazgos emergentes en los partidos tradicionales y sobre la necesidad urgente de renovar las prácticas políticas en el departamento. La renuncia a su aspiración abre ahora un interrogante dentro de las fuerzas políticas que la respaldaban y plantea un debate sobre la transparencia de los procesos internos.































