El debate de la reforma a la salud se trabó nuevamente en la Comisión Séptima del Senado tras la salida del Guillermo Alfonso Jaramillo, que denunció falta de condiciones para un debate serio; la iniciativa del Gobierno entra en nueva pausa en medio de fuertes críticas desde el Ejecutivo.
El intento por avanzar en el tercer debate de la reforma a la salud este martes terminó abruptamente cuando el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, decidió retirarse de la sesión, denunciando que no se le permitió aclarar aspectos esenciales del proyecto. Según el funcionario, la mesa directiva pasó por alto solicitudes de debate profundo y evitó dar explicaciones sobre puntos clave. La salida del ministro generó una fuerte tensión en el recinto y dejó suspensa la discusión. La decisión pone en evidencia las dificultades para tramitar la reforma en esta recta final del periodo legislativo, y reaviva el conflicto entre el Gobierno y algunos sectores del Senado.
Jaramillo cuestionó particularmente que no se ofrecieran garantías para debatir las fuentes de financiación y otros temas estructurales, elementos que el Gobierno considera fundamentales para garantizar la viabilidad del sistema sanitario. En su intervención, señaló que era indispensable que el debate fuera claro, profundo y con espacio para aclaraciones, condiciones que, según él, no se dieron. La falta de ese espacio fue el detonante de su retiro, una acción que ha generado rechazo de la bancada oficialista y preocupación en sectores que apoyan la reforma. Interpretan su salida como un mensaje de alerta sobre la falta de voluntad política.
La suspensión de la sesión ocurre en un contexto de estancamiento de la reforma: la Comisión Séptima ya había aplazado el debate en varias ocasiones, invocando falta de aval fiscal y objeciones técnicas, según lo informado por su presidente. Ahora, con la salida del ministro, la incertidumbre se intensifica. Las fuentes oficiales del Senado han dicho que la mesa directiva insistirá en que todas las discusiones deben venir acompañadas de respaldo presupuestal claro, mientras que el Ejecutivo advierte que esos requisitos no deben ser pretexto para bloquear el proyecto.
La reforma, que busca transformar el sistema de salud colombiano y tuvo ya dos debates exitosos en la Cámara de Representantes este año, vuelve al limbo en el Senado. Para el Gobierno nacional es una prioridad, mientras algunos senadores de oposición han cuestionado su financiación y el alcance del nuevo modelo. Con la interrupción de la sesión, la estrategia de urgencia del Ejecutivo sufrió un duro revés.
Desde el Ministerio de Salud, Jaramillo sostuvo que su retiro se debe a la urgencia de responder las dudas que, a su juicio, la mesa directiva pretende evadir. Afirmó que la reforma tiene aval fiscal y que hay recursos comprometidos para sostenerla. Instó al Senado a actuar con responsabilidad y cumplir su deber legislativo en beneficio de los colombianos.
En respuesta, el presidente de la Comisión Séptima, el senador Miguel Ángel Pinto, advirtió que los procedimientos parlamentarios se cumplirán estrictamente y que no se puede avanzar sin certidumbre jurídica y financiera. Afirmó que la reforma no puede ser tratada a la ligera y que es necesario garantizar transparencia en la discusión. Añadió que se citará al Ministro de Hacienda en la próxima sesión para presentar con claridad el origen de los recursos.
Mientras tanto, organizaciones sociales, gremios del sector salud y ciudadanos que esperan cambios estructurales en el sistema ven con preocupación la dilatación del debate. Temen que, con el calendario legislativo avanzando hacia su cierre, la reforma quede archivada o pierda su impulso. Expertos consultados señalan que este nuevo paréntesis reduce las posibilidades de lograr acuerdos antes del receso legislativo, y advierten que el modelo de salud seguirá en incertidumbre.
Con la reforma paralizada y las tensiones al máximo en el Congreso, el futuro del sistema de salud colombiano se mantiene en un pantano político. Queda pendiente entonces ver si en los próximos días Estados y partidos logran destrabar la discusión o si esta crisis marcará un nuevo fracaso legislativo para la agenda social del Gobierno.































