Un extraño virus hace algunos meses llegó al mundo, y afectó a la humanidad en todo sentido, pérdidas humanas por miles, más de 530.000 personas han muerto, afectación social y económica hasta la banca rota, miles de millones de pesos perdidos y dejados de percibir, desempleo en el 21.4 % por encima, un saldo monstruoso.
Detrás de un tapabocas, no solo se esconde la prevención de contagio de un virus que tiene en jaque el mundo entero, también esconde la cara de tristeza y amargura de millones de personas que hoy en día no saben que hacer y mucho menos como actuar.
Si para quienes tenían un empleo digno con pocas ganancias, llámese empleados pagos con un mínimo, es una locura su actual situación, que dirán millones de familias que se dedicaban al rebusque y lo informal. Estamos hablando de vendedores ambulantes y estacionarios, que hoy ruegan al gobierno por una ayuda convertida en mercado, el 90 % pagan arriendo, comen y se sostienen con 800 mil pesos mensuales, que hoy y desde hace 4 meses no reciben, ósea que no hay comida y sus hijos no conocen la carne, más que un arroz con huevo, (rebuscado).
Aunque los gobiernos, han declarado urgencia manifiesta para comprar comida y llevar a los hogares, nunca va hacer suficiente para todos, es más la población pobre que los recursos que se asignan, y de paso los sobre costos y pagos de impuesto de legalización de las empresas, se comen la comida de los hambrientos.
El incremento en ventas viene en aumento, pero de familias que, para comer, están saliendo de sus pertenencias y baratas son regaladas, la feria de electrodomésticos, muebles, enceres, ropa y calzado, usados, se encuentra por todo lado y para quienes se aprovechan de la desgracia ajena.
La feria de ventas baratas, es la oportunidad predilecta para los oportunistas y con ahorros, comprar regalado es el mejor negocio y la peor desgracia para el necesitado, ya no se tiene en una casa más de un televisor, lo que era un lujo dejó de serlo, las joyas quedaron en prenderías, y caminar largas rutas y montar en bus es el pan de cada día.
un tema central que tiene en jaque a los altos gobiernos, pondría matar a los poderosos, es, cómo emplear los presupuestos para el ser humano y no para generar riquezas muchas veces injustas. La debacle económica es mucho más catastrófica que la de una guerra mundial, ya que afecta a todos los países y especialmente a los sectores vulnerables, los que siempre padecen los conflictos.
Hoy, cuando las más grandes economías del mundo se están desmoronando, están en el piso, vivenciando que el nivel de pobreza y miseria crece casi de manera geométrica y, afortunadamente, el campo o la tierra comienzan a ser respetados en su esencia, ahora si se quiere consentir la Pachamama, y la Humanidad debe entender que su hoja de ruta hacia la vida estaba equivocada. Las grandes construcciones en cemento dan desarrollo, pero abarcan los espacios verdes que dan aliento y oxígeno. La factura y su pago ordenan pensar mejor, actuar aún más solidariamente y aprender a vivir con plenitud y equicracia.
Ahora como llevar el tapabocas a todo lado, llevemos oraciones y buenas acciones a todas partes, el mundo necesitaba un respiro y lo tomó de forma obligada, lo invertido en la salud por causa del coronavirus, jamás lo hubieran destinado al medio ambiente, así que una pandemia, sin distingo de color, raza o religión, se adueñó del planeta y arrodilló a la humanidad, aproveche estar doblegado para conocer a Dios, para convertirlo en su mejor aliado, de lo contrario seguirás en valles de oscuridad y soportando virus y pandemias como prueba de vida.