Con profunda tristeza, la comunidad del barrio Santa Elena y sus alrededores, recibieron la noticia del fallecimiento de Carlos Muñóz, conocido cariñosamente como «Calao», un habitante de calle que permaneció por años en los locales comerciales de la antigua Carpa Blanca, metros antes de la entrada de la Universidad del Tolima.
«Calao», durante el día se alimentaba con la comida que generosamente de daban los vecinos del barrio, quienes lo conocían como un hombre que saludaba de manera respetuosa, vendía cachivaches y cuanta cosa le regalaban o recogía, en buen estado. No se metía con nadie.
Con este fallecimiento, queda huérfano su amigo y compañero fiel, «Marihuano», el gato de su compañía, aunque un albergue de mascotas, anunció su cuidado.
Cuentan quienes lo veían, que eventualmente era visitado por algunos familiares, entre ellos una hija, quien intentó llevárselo a su casa para que tuviera una mejor condición de vida, pero nunca aceptó. A esas mismas personas se están ubicando para que reclamen su cuerpo y le den cristiana sepultura.
«Calao», venia sufriendo graves problemas renales, que acompañados de su deterioro personal, le provocaron complicaciones que acabaron con su vida.
Q.E.P.D » Calao».