A lo largo de la historia, la humanidad ha vivido grandes pandemias, que superan por muchos números las muertes que dejará el Coronavirus en el mundo. La Viruela, El Sarampión, La Gripe Española, La Peste Negra, El VIH, La Plaga de Justiniana, La Tercera Pandemia, El Tifus, El Cólera y, La Gripe de Hong-Kong, son apenas la muestra de algunas enfermedades que han golpeado al mundo, y que no conocen de raza ni de religión.
Poe ahora, los altos gobiernos tienen su mirada puesta en la vacuna, esa es la primera urgencia de la organización mundial de la salud, en ese propósito se gastarán al menos un año.
El coronavirus se ha convertido en un desafío global, ha demostrado que nadie puede combatirlo solo, y que la conectividad es el mejor camino para sobre llevarlo y exterminarlo.
Aunque los gobiernos desde ahora estudian todas las maneras posibles para evitar una catástrofe económica y social, la pandemia ya les cogió ventaja y pasarán años para la recomposición de los pueblos.
Esta pandemia, nos tiene que llevar a cruzar grandes desafíos, donde se ponen a prueba los principios y valores, que se deben encargar de alejar los miedos, temores y la incertidumbre.
Aunque los líderes políticos, deben ganarse la confianza de la humanidad, a punta de inversión social, la información clara y oportuna, jugará un papel primordial sobre todo en la participación de la protección en la salud.
Lo anterior, es muy importante para recuperar la confianza de volver a salir del encierro, pero más que eso, es, como nos acostumbraremos a nuestra vida normal, sabiendo que hay un enemigo latente que circula en nuestra atmosfera sin dejarse ver.
Esta enfermedad, invita a reflexionar sobre la forma en que se está llevando la vida, la relación con Dios, con la familia, con la sociedad, nos pone a pensar cuanto nos amamos a nosotros mismos y cuanto amamos al prójimo, y más que eso, como actuábamos antes de la pandemia y como lo vamos a hacer después de ella.
Estar en casa, ha contribuido a construir y reconstruir los valores de la familia, y cuando salgamos de ella, tenemos que aplicarlos también, los comportamientos humanos se demuestran en todos lados, el saber actuar va dentro y fuera de uno.
Como sociedad, debemos ser estratégicos para enfrentar el nuevo vivir, esto nos lleva a reflexionar y hacernos preguntas sobre cómo enfrentar al mundo y sus desafíos.
¿Qué quiero hacer con mi nueva vida?
¿Qué es lo que más me apasiona?
¿Cuáles son mis metas de ahora en adelante?
¿Cuáles son mis proyectos a corta, mediano y largo plazo?
¿El mundo que puede esperar de mí?
¿Cuáles son mis debilidades y cuales son mis fortalezas?
¿Qué debo cambiar de ahora en adelante?
¿Como lo voy a cambiar?
No es difícil ser un buen ser humano, es más difícil ser una mala persona, y, aun así, muchos ven lo malo y lo fácil como el mejor camino o la salida a la existencia o la subsistencia humana
