Quédate en casa, pero no te apartes del mundo, tu necesitas del mundo y el mundo necesita de ti.
Lee un libro y viajarás por lugares donde nunca pensaste llegar, hasta puedes llegar a lo más profundo de ti, a ese lugar que dejas de último cada vez que emprendes un camino.
Lee un libro y te llenará tanto, que abrazarás intensamente a seres humanos que aun no encuentran la paz, que no tienen tranquilidad.
Escucha una canción, y deja que la música invada tus sentidos, que cada palabra recorra tu cuerpo y llene tus venas de notas musicales hasta limpiarte de toda afección, de toda enfermedad, de toda dolencia.
Quédate en casa, lee un poema, y deja que las palabras te acaricien, desde tu casa encenderás el fuego de tu corazón que le dará calor a toda tu familia para compartir la noche más cálida y afectuosa provocada por la misma sangre.
Quédate en casa, pero sal al patio o al balcón, y mira hacia arriba, ahí estará la luna acompañando la niñita de tus ojos y iluminando tu existencia, y si no la vez, es porque otros también merecen disfrutarla.
Quédate en casa, este es el mejor momento para hablar contigo mismo, para analizarte, para autoevaluarte y definir que debes dejar, que debes soltar y que debes continuar.
Quédate en casa, te sentirás tan acompañado, que te darás cuenta que no necesitas de otro para ser feliz, pero si necesitas de muchos para vivir.
Quédate en casa, y pégate un baño, el agua y el jabón se llevarán todo lo malo que hay en ti y te dejarán limpio, de alma cuerpo y corazón, tan limpio que tu transparencia te dejará ver lo que tu alma tenia guardado en lo más recóndito.
Habla solo con tu corazón y tu conciencia, ellos te dirán que hacer el resto de tu vida, como orientarla y como llegar a la cima del mundo.
Quédate en casa y habla con Dios, ponte de rodillas a él, y pídele que te abrace tan fuerte que te acomodará tus huesos, tus pensamientos y tus acciones.
Lo que esta pasando no es un castigo de Dios, es una oportunidad para que recompongas tu camino, para que entiendas que es necesario cambiar, para que sepas que nunca es tarde, y nada dura para siempre, a menos que sea amor, ese no se acaba como tampoco tiene limite.
Quédate en casa, y mañana abre las puertas y ventanas de par en par, para que, entre el sol, y con él, todos los que no se rindieron en esta enorme prueba de amor y de resilencia, de paso bríndales una taza de chocolate, para que sientan la presencia de Dios y el abrazo de su presencia.
Quédate en casa, es el mejor lugar que puedes encontrar, es donde descansa tu cuerpo.